Richard Branson tiene una reputación bien ganada por poner a sus empleados en primer lugar, y es visto por muchos como el líder arquetípico en lugar de simplemente “el jefe.” Esta distinción entre un líder y un jefe es importante, ya que la falta de un liderazgo eficaz impacta fuertemente en la moral del equipo, la productividad y la rentabilidad general.
Un líder fuerte y eficaz motiva a su equipo, fomenta el alto rendimiento y crea un ambiente de trabajo feliz, así que ¿qué hace un jefe en comparación? A menudo se ven a sí mismos como una figura de proa y nada más, tienden a permanecer al margen del equipo, causando malos sentimientos y una sensación de desilusión.
Entonces, ¿cómo podría la perspectiva y el estilo de un líder contrastar con el de un jefe en un nivel práctico?
Motivación y aliento, no conducir resultados a través del miedo.
Una cultura de miedo e infelicidad puede conducir a una elevada rotación del personal, a una falta de cohesión y a la falta de continuidad dentro del equipo. Esta sensación general de descontento pasa fácilmente a los clientes y a otros departamentos y puede afectar el “atractivo de la marca”.
Los verdaderos líderes motivan a su equipo dentro de un ambiente de apoyo y buen humor, utilizando sus “habilidades blandas” para sacar lo mejor de la gente.
Liderar con el ejemplo.
En lugar de criticar a los miembros del personal por llegar tarde de vez en cuando, un líder será un buen ejemplo llegando antes que nadie (y probablemente sea el último en irse). Esto establece la expectativa para todos los demás, y motiva a aquellos con malas habilidades de gestión del tiempo para mejorar.
Un enfoque inclusivo que no ostracise a aquellos que ocasionalmente no cumplen con las expectativas de la compañía será más eficaz que la acción punitiva, y un mensaje totalmente negativo.
Ser parte del equipo, no solo supervisarlo.
Un líder jugará una parte integral en el equipo, entendiendo cómo interactúan los diferentes personajes, y jugando a sus fortalezas. Están involucrados en las minucias de un día de trabajo, ayudando en una base práctica cuando sea necesario hacer el trabajo.
En cambio, un jefe va a “liderar” desde el exterior, siendo reacio a llegar a conocer o entender lo que hace que su equipo sea unido. Esto generalmente resulta en un mal desempeño de individuos que se sienten incomprendidos y no apreciados, pero incluso cuando los resultados son buenos, a menudo se logran a expensas de la moral del equipo.
Un líder no reparte la culpa, ayudan a la gente a aprender de los errores.
Si comete un error en el trabajo, ¿tiene miedo de las consecuencias o está motivado para hacerlo bien la próxima vez? Aprender de nuestros errores es una parte clave de la vida, y cuando un jefe se enoja, están fallando en nutrir y desarrollar su personal para el futuro.
Parte de ser un buen líder es aceptar que ninguno de nosotros somos perfectos, y estamos obligados a cometer errores en algún momento. Cómo es tratado puede tener un efecto duradero en los involucrados, y si es un mensaje positivo, inculca una mayor confianza en sí mismo.
Asumen la responsabilidad del equipo cuando las cosas no van bien.
Un verdadero líder asumirá la plena responsabilidad del desempeño del equipo cuando sea inferior a la norma, y ningún crédito cuando los resultados son buenos.
Es esta humildad y generosidad de espíritu lo que distingue a un líder del jefe que se distanciará del equipo en momentos de problemas.
Los líderes aprecian la individualidad, inspira entusiasmo e inculca confianza.
Todo el mundo trae algo único a un equipo, y saber cómo desarrollar a cada persona ayuda a la empresa a tener éxito. Sacar lo mejor de cada uno como individuos, al mismo tiempo que crea unidad, exige fuertes cualidades de liderazgo, pero también inteligencia emocional y comprensión.
Es agotador trabajar en un ambiente hostil donde el conflicto con su jefe es la norma. En lugar de simplemente no importarle si sus empleados están motivados, un verdadero líder garantizará que su personal esté satisfecho, proporcionando las oportunidades de formación y desarrollo adecuadas que fomenten el compromiso y la lealtad a la empresa.
